Gracias por el apoyo, mi reticencia quizás viene a que en el foro entran menores y a veces me veréis poniendo a parir tanto a los fumadores como yo como a los que nos critican, hechos quizás enardecidos por el mono de éstos días.
Pero en fin, decido empezarlo y si en algún momento me sobrepaso accedo a un escarneo público
DIA 1, o quizás NOCHE 1El día en el que me había propuesto dejar de fumar, no fue ni el mas oportuno para ello ni el menos indicado... podría decirse que fue un día similar a aquellos lunes en el que comienzas una nueva semana... no sabes si te irá bien o si te estrellaras contra la pared, si triunfaras y tendrás un día magnifico o que será de aquellos días para vomitar y olvidar...
En mi caso aquel supuesto "Lunes" transcurrió con normalidad, y no fue mi primer día sin tabaco lo que me agobió, si no mi primera noche, de ahí el titulo del Diario...
Vueltas en la cama, calor, oír a mi hermano roncando en la otra habitación, y en mi paladar una sensación, la ansiedad de que faltaba algo... de que algo fallaba para dormir aquella noche.
Durante el día todo había transcurrido tranquilo, había sido capaz de eludir el mono, de quitarme encima esas ansias de fumar, quizás los 8 chicles que me había tomado (ojo, sin nicotina) me habían mantenido la boca ocupada, también haber tenido un día algo movidito... eso y alejarme un poco de mi padre, amigos de otros fumadores cuando sabía que iban ya en busca de su dosis.
Pero en la oscuridad y tranquilidad de la noche... en aquellos momentos en los que no tenia nada que hacer era cuando las ganas me abordaban.
Quizás había sido muy prematuro dejar de fumar... quizás había sido demasiado drástico... De fumar medio paquete a quitarme del todo... sin ayuda de parches ni chicles especializados, sin ayuda de un chute de nicotina que saciara las ganas de éste drogadicto nocturno... ¿estaba haciéndolo bien o mal?
El día anterior cuando estaba convencido de dejarlo me deshice mis mecheros, de las fundas de los paquetes y hasta la maquina de hacer cigarros en mi época de tomar tabaco de liar, sin embargo una cosa no pude alejar de mi y era el "paquete de emergencia" un paquete con unos 15 cigarros que siempre solía tener cuando mis reservas de tabaco mermaban y tenía la necesidad de fumar a alguna hora intempestiva.
Ese paquete estaba ahí, como si me hiciera un guiño de complicidad.
Primer tropiezo y primera caída.
En uno de los patios de mi casa (vivo con mis padres y está prohibido fumar dentro) cogí el mechero de mi padre y me encendí un cigarrillo de ese paquete prohibido.
Quizás sea un demagogo por lo que voy a decir y sé que es mas psicológico que otra cosa... pero la definición gráfica de la felicidad era lo que yo estaba experimentando en aquel momento, la tranquilidad, la perdida de esa ansiedad y de los nervios. Lo reconozco, no podía ser mas feliz en esos momentos.
Mientras lo hacia miraba a mi alrededor y me venían muchos pensamientos a la cabeza: fumando a oscuras escondido en un patio a las 2.30 de la madrugada... era ridículo... pero no lo sentía por mi... pensaba ¿porqué sentir vergüenza de fumar? ¿porque se denigra tanto a una persona que fuma? "Las autoridades advierten de que el tabaco perjudica la salud" ¿Las mismas que lo venden y permiten? ¿las mismas que te clavan mas de la mitad en impuestos? ¿Las mismas que te dicen "no te lo fumes, pero compratelo" en un gesto de aumentar las arcas del estado y de hacer de madres hipócritas?
Estaba harto, mientras fumaba, de ver que a los que fumábamos se nos trataba de apestados... de leprosos en las salidas de los bares, restaurantes, pubs o edificios públicos, esa humillación permitida...
En todo eso pensaba yo indignado mientras lo apuraba.. mientras el alquitrán, tabaco y nicotina se consumían en aquel pitillo. Al terminarlo fui al baño: lavado de dientes y a la cama... mientras la nicotina hacia su efecto narcótico y empezaba a coger sueño me di cuenta que en efecto... lo que yo creía que no había pasado nunca ahí estaba: estaba enganchado...
Me daba rabia... todo lo que había pensado antes no era solo mono.. eran dosis de razón y frustración mezclados entre cada calada... si la gente supiera la cantidad de mierda que ingerimos en nuestro día a día no se ningunearía tanto a la gente que fuma, son personas los que están detrás del cigarrillo, algunos hasta familiares... no son una tea que arde a nuestro lado, es una persona que por circunstancias en su vida necesita una dosis contra la ansiedad, una dosis de esa "felicidad falsa" que proporciona la nicotina...
Pero si es cierto que no quería estar en ese grupo... quería estar en el grupo de los que no necesitaban chutes artificiales para disfrutar de la vida, quería volver al "no, no me hace falta ésto"
En eso pensaba yo... mientras arrugaba con rabia el "paquete de emergencia" iba a tirarlo, debía hacerlo...
Pero evidentemente, como buen enganchado que sé que ahora soy, ese paquete no se movió del rinconcillo secreto de donde lo saqué para robarle un cigarro... Y ahí permanecería, como cómplice de nuestro siguiente encuentro que sin duda se volvería a repetir...
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-Neo Evanok-