Última hora: dos explosiones en la Casa Blanca y el presidente Obama está herido.
76 caracteres para la histeria colectiva y, lo que es peor, contra otra mucho menos razonable: la bursátil. En los minutos que siguieron a la publicación de esa salvajada, el Down Jones perdió todo lo ganado en la jornada, unos 130 puntos que recuperó en cuanto se supo que el tuit era, efectivamente, falso.
La historia en sí es tan espectacular y tiene tantas lecturas (que tanta gente se lo creyera como para desplomar la bolsa aunque sea un rato dice mucho de la percepción general de la seguridad estadounidense o de la precaria salud de la información online, porque hace falta mucho estómago para aceptar que unas explosiones en la Casa Blanca y las heridas de Obama podrían ir juntas en el mismo tuit, como si la AP hubiera esperado a confirmar lo segundo antes de alertar de una burrada como lo primero) que eclipsa la pregunta que cualquiera se hubiera hecho sí, en lugar de en la Red, el atentado hubiera ocurrido en la vida real: ¿Por qué?
¿Creéis que la red social Twitter tiene demasiada repercusión en el mundo y cualquier publicación ahí se toma como verdadera? El otro día recuerdo a Viento mencionar el Twitter el incidente con la muerte de una hija de Andrea Pirlo que, efectivamente, no estaba muerta, pero todo Twitter pensó que si por otro de estos bulos.
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